Tomado de: RGRU https://rg.ru/2019/03/21/v-knige-lihanova-istoriia-sobaki-perepletaetsia-s-istoriiami-chelovecheskih-sudeb.html

Dmitri Lijanov, Bianca. La vida de una perra blanca. – Edición en español de Poklonka Editores, octubre de 2021
“Echada sobre la nieve derretida en espera de la cercana muerte, Bianca recordó de repente el olor de su madre, mezclado con los débiles aromas que ya apenas recordaba: el de su grasienta y cálida leche, el del heno seco con trozos de acianos marchitos, el de las hojas ardiendo, que despedían aquel olor ahumado mientras eran quemadas en las casas de campo aquel primer otoño, cuando su vida comenzaba.
Bianca aún no conocía el invierno. Tampoco había visto el verano. Nacida a inicios de septiembre, ella percibía el otoño como el estado eterno del mundo que la rodeaba.”
Así comienza la novela de Dmitri Lijánov sobre la vida y la muerte de una perra laika, que no es muy larga por el número de páginas, pero muy densa por su contenido y profundo sentido. Podría llamarse también una crónica de vida, aunque definitivamente es una obra que está por encima de todo género.
La historia de vida de un perro no es un argumento nuevo en la literatura rusa; es más: ya se ha vuelto clásico si recordamos “Mumú” de Iván Turguéniev,“Kashtanka” de Antón Chéjov, “El caniche blanco” y otros relatos caninos de Aleksandr Kuprín (traducido por Alejandro Ariel González y publicado por Poklonka Editores en la colección titulada “Ladridos lejanos”), “Bim blanco, oreja negra” de Gavriil Troepolski, “El galgo Arktur” de Yuri Kazakov y muchos otros. El libro de Lijánov ocupa un digno lugar en esta lista. Tal y como lo prescribe la tradición, la historia de vida de una perra se entrelaza con las historias de los destinos humanos y tiene algunas similitudes con ellas. Por eso mismo es más que un relatito conmovedor sobre un pobre animalito, sino una seria reflexión sobre la vida actual en Rusia, de cómo vive la gente en Moscú y en tierras remotas, de las relaciones entre hombres y mujeres, la vida en la ciudad y en el campo, que viene desvaneciendo de un tiempo para acá, sobre muchas otras cosas. “Bianca” es un libro muy cruel sobre todos nosotros.
Sin embargo, la historia gira en torno a la historia de la perra, que es dolorosa y perfectamente auténtica, por lo tanto, nosotros, los lectores, creemos que es cierto todo lo que ocurre en ella, desde la primera página hasta la última. Hay cosas que no se puede inventar.
Por ejemplo, el veterinario que compra con su propio dinero las inyecciones letales para facilitar la partida de los perros viejos y enfermos sin remedio, y teme que de ello se enteren, pues parece extraño: como para qué lo hace. O lo que siente una perra cuando pierde a sus cachorros, porque se han encontrado compradores o a causa de unas circunstancias dramáticas, realmente estremecedoras.
Hay un episodio que describe cómo Bianca alcanza y mata un jabato y después, la hembra jabalí, su madre, se queda mirando el cuerpo de su hijo muerto (más adelante, el último cachorro de Bianca muere como víctima de un jabalí adulto, así es la despiadada ley de la naturaleza). Muchos episodios como estos pueden poner a llorar al más desapasionado lector; nos alteran y despiertan los sentimientos que la conciencia no es capaz de dominar, y para crearlos se necesita ser todo un artista, se requiere mucha habilidad, porque es fácil caer en falsedad.
El libro se basa en una historia real y se dedica a la perra Taigá que efectivamente existió. Igualmente importan los destinos humanos: el del veterinario y el de su detestable y ambiciosa mujer; el de un campesino y de su esposa que se trasladan a España. Son historias curiosas, entre otras cosas, porque se relacionan con acontecimientos poco conocidos en estas latitudes (la participación de la División Azul en la invasión alemana a la URSS), y por ello mismo recalcan la tragedia que vive la perra Bianca, la tristeza de su muerte. De ahí que nos queda tanta amargura al concluir la lectura… Es imposible que los deje indiferente.
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