9 DE MAYO, CELEBRACIÓN DEL OCTOGÉSIMO ANIVERSARIO. CINCO ESCRITORES QUE LUCHARON EN EL FRENTE; SUS DESTINOS
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Autora: Daria Martynenko, tomado de: https://www.culture.ru/materials/256423/5-pisatelei-frontovikov-i-ikh-sudby

El tema de la Gran Guerra Patria se convirtió en uno de los más populares de la literatura soviética en los años 50 y 60, y no es de extrañar: las obras daban un fiel testimonio, pues sus jóvenes autores participaron en batallas, trabajaron como corresponsales de guerra; algunos fueron capturados y sufrieron graves heridas; en una palabra, conocieron la guerra tal y como realmente fue, con toda su crudeza, a pesar de que eran escolares y estudiantes, algunos de ellos tenían entonces sólo 17 años, y luego contaron sus experiencias de combate en sus libros. Lean sobre cómo los escritores veteranos vivieron sus años de guerra y qué los inspiró a escribir sus famosas obras.
Borís Vasíliev, "Los amaneceres son aquí apacibles..."


Boris Vasiliev nació en la familia de un oficial de carrera. Cuando comenzó la guerra, el futuro escritor acababa de terminar el noveno grado en un colegio de Vorónezh y era subsecretario del Komsomol (Juventud Comunista). Se le encomendó la tarea de reunir voluntarios jóvenes mayores de edad en la zona de primera línea. Se suponía que debían sacar de Smolensk valiosos documentos históricos. Pero Vasíliev, de 17 años, quería luchar como su padre, por eso, gracias a mentiras piadosas, se alistó en el Ejército Rojo para ir al frente. Unos días después, su destacamento fue enviado a Smolensk para defender un puente de madera entre dos pueblos. En la noche del 12 de julio de 1941, “un rugido continuo” despertó a los soldados: fue un bombardeo arrasador. Los sobrevivientes al asalto alemán se escondieron en el bosque y se quedaron dentro del cerco durante casi cuatro meses. El escritor recordó más tarde: «Bueno, corrimos, contraatacamos, nos mantuvimos ocultos, nos moríamos de hambre. <…> No había ninguna hazaña en todo esto, pero sí abrigábamos un sueño: cómo llegar a reunirnos con nuestras tropas».
Cuando Vasíliev regresó a la unidad militar, lo enviaron a una escuela de regimiento de caballería cerca de Lípetsk. Dos años más tarde llegó a ser teniente de un regimiento de desembarco, pero durante una misión de combate cerca de Viazma pisó una mina y fue llevado al hospital con una herida grave. A Vasíliev se le prohibió regresar al frente, por eso se puso al día con sus estudios escolares y entró en una academia militar. En el curso estudiaban muchas chicas, incluida la futura esposa del escritor, Zorya Polyak.
Vasíliev comenzó a escribir sobre la guerra en la década de los 50s. En uno de sus escritos decía: «La guerra no es solo quién dispara a quién y sale ganando. La guerra es quién resulta más sagaz». Un día, leyó en un periódico cómo, al comienzo de la guerra, siete soldados soviéticos, quienes solo contaban con sus propias fuerzas, impidieron que los alemanes volaran un tramo de la vía férrea Petrozavodsk-Múrmansk. De un pequeño destacamento perecieron todos menos su comandante, el sargento. Más tarde el escritor recordaba: «Empecé a trabajar en este argumento y ya había escrito siete páginas. De repente, me di cuenta de que no saldría nada. Sería simplemente un incidente en la guerra como tantos otros. <…> Y entonces, de repente, se me ocurrió: que mi protagonista tuviera chicas jóvenes como subordinadas en vez de hombres. Y así fue como se compuso la historia, cobró forma al instante. Son las mujeres las que más lo pasan mal en la guerra. ¡Había 300 mil en el frente! Por aquel entonces nadie escribió sobre ellas». En la imagen de una de las chicas, Sonia Gúrvich, Vasíliev retrató a su esposa. Así nació la famosa historia sobre artilleras antiaéreas "Los amaneceres son aquí apacibles...". En 1969 se publicó en la revista “Yunost” (Juventud), y tres años después se estrenó una adaptación cinematográfica de Stanislav Rostotsky que se convirtió en una de las películas soviéticas más queridas sobre la guerra.
Aleksandr Tvardovsky, "Vasily Tiorkin"

Aleksandr Tvardovsky comenzó a publicar poemas en los periódicos de Smolensk a la edad de 14 años. En 1939, se graduó en el Instituto de Filosofía, Literatura e Historia de Moscú, consiguió empleo en el periódico "En guardia de la Patria" y se fue como corresponsal a la guerra contra Finlandia. Allí se inventó su popular personaje: el bondadoso, alegre y valiente soldado del Ejército Rojo Vasily Tiorkin. Al principio, Tvardovsky publicó breves folletines humorísticos en verso sobre él, y luego decidió escribir un poema.
Cuando comenzó la Gran Guerra Patria, el escritor se hizo corresponsal del periódico “Ejército Rojo” y se fue al Frente Suroccidental. Allí participó en las batallas junto a los soldados y recopiló material para un trabajo futuro. En la segunda mitad de 1942, Tvardovsky regresó a Moscú y comenzó a trabajar en el poema. Pero ya quería crear no una caricatura, sino una obra seria que animara a los soldados en tiempos difíciles.
El 4 de septiembre de 1942, el periódico “Krasnoarmeyskaya Pravda” publicó los primeros capítulos de Vasily Tiorkin. El poema llegó a ser muy popular tanto en el frente como en la retaguardia. Lo publicaron los periódicos Pravda, Izvestia y Znamya. El locutor Yuri Levitán leyó fragmentos de la obra en la radio, el artista Orest Vereisky creó ilustraciones para el poema y el propio Tvardovsky habló a menudo con soldados y trabajadores. Cuando el poeta decidió terminar la historia sobre Tiorkin en 1943, recibió muchas cartas de lectores pidiendo continuarla. Por ello, lanzó nuevos episodios sobre la vida en el frente hasta el final de la guerra.
Konstantín Vorobiov, "Muertos en las afueras de Moscú"


En vísperas de la guerra, en 1938, el escritor principiante Konstantín Vorobiov fue reclutado por el Ejército Rojo, y dos años más tarde lo remitieron a la Escuela de Infantería de Moscú. Este servicio era considerado de mucho honor. Cuando comenzó la guerra, el regimiento de cadetes fue enviado para defender la capital. Muchos de los jóvenes combatientes murieron, mientras que Vorobiov quedó herido y capturado por los alemanes. Pasó por los campos de concentración de Klin, Rzhev, Smolensk, Kaunas, Salaspils y Shiauliai y solo en 1943 logró finalmente escapar y esconderse en la casa del guardabosques Jan Dzenis. Allí Vorobiov conoció a su futura esposa Vera Dzenis, y 30 días después escribió su primer cuento: “¡Somos nosotros, Señor!”. —una obra sobre el tiempo vivido en el cautiverio. Luego se unió a un destacamento partisano cerca de Shiauliai y, después de la liberación de la ciudad, dirigió el Cuartel General de Defensa Aérea. Sin embargo, en aquellos tiempos, los antiguos prisioneros de guerra eran considerados traidores, por esta razón Vorobiov no pudo publicar esta historia que salió a la luz pública solo 40 años después. En 1947 se retiró de las FF.AA., se instaló en Vilna y continuó escribiendo sobre el otro lado de la guerra.
En su novela corta de 1962 “Muertos en las afueras de Moscú”, el escritor describió cómo él y otros cadetes atacaron con armas pequeñas y mezclas incendiarias los tanques y ametralladoras alemanes, y cómo muchos de sus camaradas murieron en aquella batalla desigual. Sólo Aleksandr Tvardovsky, entonces redactor jefe de la revista Novy Mir, accedió a publicar la obra. La esposa de Konstantín Vorobiov recordaba: «Los críticos calificaron la historia como una calumnia contra el Ejército Rojo. <…> …reprocharon al escritor «la desesperanza, y la insensatez de las víctimas». Y, sin embargo, fue la que hizo famoso a Vorobiov. Y en las décadas de 1980 y 1990, se filmaron varias películas basadas en esta historia.
Vasil Býkov, "Sótnikov"


En junio de 1941, Vasil Býkov acababa de aprobar sus exámenes de décimo grado de secundaria. Por ello, fue reclutado por el ejército en el verano de 1942, cuando el futuro escritor ya tenía dieciocho años. Se graduó en la Escuela de Infantería de Sarátov y llegó al 2º Frente Ucraniano. En 1944, durante la operación de Kirovograd, Býkov cayó gravemente herido y pasó tres meses en el hospital; luego participó en la liberación de Rumania, Bulgaria, Hungría, Yugoslavia y celebró la victoria en Austria.
Después de la guerra, Býkov comenzó a escribir sobre sus experiencias en el frente. En 1966, publicó un artículo sobre su lesión, “Los muertos no sienten dolor”, en la revista “Novy Mir”. La obra "Balada alpina" sobre dos jóvenes, un hombre y una mujer, que escaparon de un campo de concentración alemán, también estaba basada en sus recuerdos. El escritor contó una vez: «En Austria, una joven italiana caminaba junto a nuestra columna y preguntaba a todos dónde estaba Iván... ...explicó de forma confusa, a veces con palabras, a veces con gestos, que había escapado de un campo de concentración que había sido bombardeado con el soldado ruso Iván. Vagaron por los Alpes durante dos semanas; solo hubo amor... ella era una partisana italiana y lo llamó a Italia, pero él quería volver con su gente. De repente cayeron en una emboscada; Iván le ordenó que huyera y se enfrentó solo a los alemanes».
A mediados de la década de los 60s, Býkov comenzó a escribir sobre el movimiento de resistencia, los partisanos, basándose en relatos de testigos presenciales. La obra más famosa de este ciclo es la novela corta “Sótnikov”. En agosto de 1944, Býkov pasaba en coche por un pueblo rumano y se encontró con un antiguo compañero de armas que se consideraba muerto. Resultó que había sido capturado y aceptó colaborar con el contingente de Vlásov, traidores y colaboracionistas con los nazis alemanes, pero para escapar en un momento conveniente. Según el escritor, este encuentro le hizo reflexionar sobre lo que una persona está dispuesta a hacer “ante la fuerza aplastante de unas circunstancias inhumanas”. Así nació la historia de dos partisanos bielorrusos, Sótnikov y Rybak. Fueron capturados, pero uno se negó a cooperar con los nazis y se resignó a morir, mientras que el otro sí aceptó ser colaboracionista con la esperanza de escapar algún día. En 1976, Larisa Shepitko filmó una película basada en la historia, “El ascenso”. Según la apreciación de Býkov, era la mejor adaptación cinematográfica de sus obras y calificó a la directora de cine como “Dostoievski con falda”: tan profunda, en opinión del escritor, fue su interpretación de la historia.
Yuri Bóndare, "Nieve ardiente"


Luego, el joven regresó a Moscú, fue evacuado a Kazajstán en el último tren y allí terminó el décimo grado. En el verano de 1942 fue reclutado por el ejército y enviado a la 2ª Escuela de Infantería Berdíchev. En octubre, Bóndarev se marchó al frente como comandante de una tripulación de mortero. Más tarde escribió: «Aún ahora recuerdo bien aquellas quemaduras sulfurosas del frío en las estepas cerca de Stalingrado, el frío helado de los cañones, que la escarcha había enfriado tanto durante la noche que el frío del metal podía sentirse incluso a través de los guantes». Durante los combates cerca de Kotélnikovo, Bóndarev sufrió una fuerte conmoción, pero después del hospital regresó al frente: participó en la liberación de Kíev, Polonia y Checoslovaquia, combatió en los Cárpatos. En octubre de 1944 fue enviado a la escuela de artillería antiaérea. Allí Bóndarev comenzó a escribir poesía y relatos sobre la guerra, y luego ingresó en el Instituto de Literatura Maksim Gorki de la Unión de Escritores de la URSS.
En 1953 se publicó la primera colección de sus cuentos, “En un largo río”, seguida de las novelas cortas “La juventud de los comandantes”, “Los batallones piden fuego” y “Las últimas salvas”. En ellos, el escritor describió el heroísmo de los soldados soviéticos y reflexionó sobre la responsabilidad del alto mando por las vidas de los soldados. Así, Bóndarev recordaba: “…es una expiación por la deuda contraída con los que se quedaron allí… Intenté comprender sus destinos”. En 1970 salió a la luz la novela “Nieve ardiente”. En ella, el escritor habló sobre el último combate de la Batalla de Stalingrado, en la que él mismo había participado. Dos años más tarde, el director Gavriil Egiazarov filmó una película del mismo título basada en la novela. Entre 1968 y 1972 se estrenó la película épica de varias partes “Liberación” del director Yuri Ózerov, sobre las batallas más importantes de la Gran Guerra Patria. Yuri Bondarev escribió el guión de los episodios de trincheras, todos basados en sus obras. Por este trabajo fue condecorado con el Premio Lenin; en un año vieron solo la primera película de la serie 56 millones de espectadores.
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