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EL MÁGICO TELÓN DE FONDO

DIEZ PINTORES DEL SIGLO DE PLATA




Tomado de culture. ru

Autora: Lidia Utiómova

A finales del s. XIX – principios del s. XX, los pintores no solo pintaban cuadros, sino que también decoraban tablas teatrales. Muchos de ellos creaban decoraciones para las “Temporadas Rusas” de Serguéi Diáguilev, la Ópera Privada de Moscú que pertenecía a Savva Mámontov, para el Teatro Bolshói y Mariinski de San Petersburgo. Este artículo versa sobre los diez pintores del Siglo de Plata que dejaron una profunda huella como diseñadores de escenarios.


MSTISLAV DOBUZHINSKI



Imagen 1: Mstislav Dobuzhinski. El salón azul. Las decoraciones para el primer acto del espectáculo “Un mes en el campo”, montaje de Konstantín Stanislavski e Iván Moskvín en el Teatro de Arte de Moscú. Moscú, 1909. Galería Tretiakov, Moscú.


Imagen 2: Mstislav Dobuzhinski. Boceto de un atuendo femenino para el espectáculo “El mantenido” (fragmento), montaje de Vladímir Nemiróvich-Dánchenko y Konstantín Stanislavski en el Teatro de Arte de Moscú. Moscú, 1912. Museo del Teatro A.A.Bakhrushin, Moscú.


Imagen 3: Mstislav Dobuzhinski. Boceto de las decoraciones para la ópera de Modest Músorgski (fragmento), 1931. Galería de Arte de Ástrajan P.M.Dogadin, Ástrajan.


Mistislav Dobuzhinski creó sus primeras obras escenográficas por encargo del Teatro de Arte de Moscú. Una de ellas, de las mejor logradas, fue la decoración para la pieza “Un mes en el campo” de Iván Turguénev. Así recordaba el maestro su trabajo para este montaje: “A pesar de una considerable diferencia de edad, en seguida sentí una gran proximidad espiritual con Konstantín Serguéevich [Stanislavski]. No me cohibía y tenía la costumbre de conversar de forma excepcionalmente acogedora. La tarea que yo tenía planteada para “Un mes en el campo” no se limitaba a diseñar un “lindo marco” para la obra teatral. Entré en un ambiente de trabajo exclusivo y totalmente nuevo para mí, y lo que me descubrió Stanislavski fue una formidable lección para mí”.

Igualmente, en el Teatro de Arte de Moscú diseñó las decoraciones para las obras “Nikolái Stavroguin” según Dostoievski, “Siempre quiebra la soga por lo más delgado” de Turguénev, “El mantenido” y “La provinciana”. Su último trabajo para este teatro fue un montaje más de Dostoievski, “La aldea Stepánchikovo y sus habitantes”.

Ya radicado en el exterior como emigrante, Dobuzhinski trabajó mucho para el teatro de Kaunas; entre sus obras cuenta con: “La dama de picas, Payasos (Paggliaci), Borís Godunov”, así como el mejor montaje, a juicio de los críticos, de “Don Juan”. Así mismo, diseñó las decoraciones para el ballet “El soldado ruso” de Mijaíl Fokin y junto con Mijaíl Chéjov, trabajó en la puesta en escena en Londres de “Los demonios”. A finales de su vida se trasladó a Estados Unidos, donde logró decorar “El baile de máscaras” de Giuseppe Verdi y “Woyzeck” de Alban Berg en Metropolitan Opera House de Nueva York, junto con Fiódor Kommissarzhevski.


KONSTANTÍN KOROVIN


Imagen 1: Konstantín Korovin. En la plaza (fragmento). Boceto de las decoraciones para el ballet de Cesare Pugni “El caballito jorobadito”, 1912. Galería Tretiakov, Moscú.


Imagen 2: Konstantín Korovin. Boceto de los vestuarios de boyardos para la ópera de Modest Músorgski “Jovánschina”. Teatro Mariinski, San Petersburgo, 1911. Museo de Artes Teatrales y Musicales, San Petersburgo.


Imagen 3: Konstantín Korovin. El palacio de Cleopatra, salón egipcio (fragmento). Boceto de las decoraciones para la ópera – ballet “Mlada” de Rimski-Kórsakov, 1916. Colección privada.


Konstantín Korovin hizo los primeros pasos como diseñador de escenografía en la Ópera Privada de Savva Mámontov. Allí fue donde decoró en 1885 “Las alegres comadres de Windsor” de Carl Otto Nikolai. Durante los siguientes quince años participó en el montaje de una decena de producciones en el mismo teatro, entre ellas: “Aída, Sansón y Dalila, Jovánschina”. Sobre su trabajo para “Lakmé” de Leo Delibes los críticos escribieron: “Las tres decoraciones del pintor Korovin son maravillosas: parecen emanar del calor tropical de la India. Los trajes están hechos con buen gusto, es más: son originales”.

Posteriormente, Korovin trabajó en el Teatro Bolshói, donde diseñó “La sirena (Rusalka en ruso)” y “El gallito de oro”, y para el Teatro Mariinski preparó la escenografía para “El demonio” de Rubinstein. Cómo anotó una vez el pintor, “los colores, los acordes de los colores y formas, esta era la tarea que me propongo en la pintura decorativa para el ballet y la ópera”. Pese a la experiencia de cuatro décadas y un centenar de montajes a sus espaldas, en el exilio, Korovin no recibió ofertas de trabajo como escenógrafo al principio, y solo con la inauguración de la Ópera Rusa en París pudo volver a su profesión favorita y crear el decorado para “El príncipe Ígor”.


ALEKSANDR GOLOVÍN


Imagen 1: Aleksandr Golovín. Boceto de las decoraciones para la ópera de Christoph Gluck “Orfeo y Eurídice”, Teatro Mariinski, San Petersburgo, 1911. Museo de Artes Teatrales y Musicales de San Petersburgo, San Petersburgo.


Imagen 2: Aleksandr Golovín. Boceto del vestuario de los músicos para “Otelo” (fragmento). Teatro de Arte de Moscú, 1929. Museo del Teatro Académico de Arte de Moscú.


Imagen 3: Aleksandr Golovín. Coronación (fragmento). Boceto de las decoraciones del prólogo para la ópera “Borís Godunov” de Modest Músorgski. 1908, Museo Central del Teatro A.A.Bakhrushin, Moscú.


Aleksandr Golovín llegó al Teatro Bolshói por recomendación de Vasili Polénov, aquí creó la escenografía para las óperas “La casa de hielo” de Arseniy Koreschenko y “La doncella de Pskov” de Nikolái Rimski-Kórsakov. Más tarde el pintor recordaba: “No me gustaba empezar desde el principio, o sea, desde el primer cuadro y pasar después al segundo, tercero, etc., sino que empezaba desde el final, desde el último cuadro, o desde la mitad. Así, en el montaje de “La casa de hielo” comencé con el cuadro del amanecer sobre un campamento gitano. Lo difícil del trabajo era que me correspondía a mí hacerlo completo; nunca supe decir exactamente lo que necesitaba, qué era a lo que intentaba lograr, sino que prefería hacerlo todo yo mismo, sin delegar nada a los asistentes.”

Golovin también trabajó para las “Temporadas Rusas” de Serguéi Diáguilev en París: diseñó la escenografía para la ópera “Boris Godunov” de Modest Mussorgsky y el ballet “El pájaro de fuego” de Igor Stravinsky. También preparó los montajes para el Teatro Mariinsky: en total diseñó allí 15 representaciones. Junto con Vsevolod Meyerhold, Golovin puso en escena “Orfeo y Eurídice, Elektra y El invitado de piedra”. Meyerhold dejó su comentario sobre este trabajo: “Dos nombres nunca desaparecerán de mi memoria: Golovin y el difunto Nikolai Sapunov, pues para ellos, como para mí, estaban entreabiertas las puertas secretas al país de las maravillas”. La última colaboración entre Meyerhold y Golovin fue “La mascarada” de Lérmontov. Golovin creó alrededor de cuatro mil dibujos y bocetos de escenografía, telas y accesorios para esta actuación. Su unión artística se disolvió después de la revolución. En 1925, en el Teatro de Arte de Moscú, Golovin diseñó “Las bodas de Fígaro”, así como “Otelo”, representación que fue la última para el artista.


VASILI POLÉNOV


Imagen 1: Vasili Polénov. Sala en el palacio mágico (fragmento). Boceto de las decoraciones para el espectáculo de Savva Mámontov “Rosa escarlata”. Acto segundo. 1883, Museo Reserva de Historia, Arte y Literatura “Abrámtsevo”, región de Moscú.


Imagen 2: Vasili Polénov. Lesbia (Lezbia, fragmento). Boceto del vestuario para el espectáculo “Dos mundos” de Apollón Maikov, 1879. Museo Reserva de Historia, Arte y Literatura “Abrámtsevo”, región de Moscú.


Imagen 3: Vasili Polénov. Cementerio entre cipreses (fragmento). Boceto para la ópera de Kristof Gluk “Orfeo y Euridice”, 1897. Museo Central del Teatro A.A.Bakhrushin, Moscú.


Entre las famosas producciones de Vasili Polénov encontramos el diseño del cuento de hadas “La rosa escarlata”, basado en la pieza de Savva Mámontov, y la escenografía de “Orfeo y Eurídice” de Christoph Gluck, realizada para la Ópera Privada de Savva Mámontov. También diseñó “La doncella de Orleans” de Piotr Tchaikovski. Polénov no sólo trabajó en teatros ajenos, sino que también organizó uno propio. Junto con sus hijas hacía presentaciones para los alumnos de una escuela rural situada cerca de su finca. Después de la revolución, comenzaron a actuar en el teatro los niños campesinos mismos. Así lo describió el artista: “Aquí, entre los campesinos, hemos formado dos compañías de teatro... Entre los actores, como los llamamos, los hay muy talentosos y espirituales. Mis hijas están ocupadas con la dirección, trajes, maquillaje, aunque ellas mismas actúan, y yo pinto la escenografía, preparo las tablas y los accesorios”.


LEV BAKST


Imagen 1: Lev Bakst. Boceto de las decoraciones para el ballet “Scheherezade” de Mijaíl Fokin (fragmento), 1910. Colección privada.


Imagen 2: Lev Bakst. Máscara (fragmento). Boceto de un atuendo para el ballet “Carnaval” de Mijaíl Fokin, 1911. Museo de Artes de Yaroslavl, ciudad de Yaroslavl.


Imagen 3: Lev Bakst. Boceto de las decoraciones para el ballet “Martirio de san Sebastián” de Mijaíl Fokin, 1911. Colección privada.


Una de las primeras obras teatrales de Lev Bakst fue el ballet “El hada de las muñecas” de Josef Bayer, representado en 1900. Este artista trabajó extensamente para los teatros Hermitage y Aleksandrinski. Posteriormente colaboró ​​con las “Temporadas Rusas” de Serguéi Diáguilev, gracias a lo cual fue reconocido en Europa. Bakst decoró los ballets “Cleopatra, Scheherazade, Carnaval” y otros. Obtuvo un éxito especial en obras antiguas y orientales. Como diseñador teatral, adquirió una excepcional habilidad en la creación de vestuarios. Los modelos inventados por Bakst no solo encontraron su lugar en el escenario, sino que también influyeron seriamente en la moda mundial de esa época. Así describió él su método creativo: “En cada color hay matices que a veces expresan sinceridad y castidad, a veces sensualidad e incluso brutalidad, a veces orgullo, a veces desesperación. Puede ser… comunicado al público… Eso es lo que estaba tratando de hacer en Scheherazade. Sobre el verde triste le pongo azul, lleno de desesperación… Hay tonos rojos solemnes y rojos que matan… Un artista que sabe aprovechar estas propiedades es como un director de orquesta…”.


NIKOLÁI RÉRIKH


Imagen 1: Nikolái Rérikh. Pskov (fragmento). Boceto para la ópera “La doncella de Pskov” de Nikolái Rimski-Kórsakov, 1922. Museo de Nikolái Rérikh, Nueva York, EUA.


Imagen 2: Nikolái Rérikh. Skomoroji (Bufones) Skulá y Yeroshka (fragmento). Boceto para la ópera “El príncipe Ígor” de Aleksandr Borodín, 1914. Museo Ruso, San Petersburgo.


Imagen 3: Nikolái Rérikh. El gran sacrificio (la gran víctima) (fragmento). Boceto para el ballet “La consagración de la primavera” de Ígor Stravínski, 1910. Museo de Arte de Sarátov A.N.Radíschev, Sarátov.


Rérikh tuvo su primera experiencia teatral en 1907: Nikolái Evreinov y Nikolái Drizen, los creadores del “Teatro Viejo” de San Petersburgo, le encargaron el diseño de “Los tres Reyes Magos”. Los críticos reprobaron unánimemente la producción y, sin embargo, elogiaron la escenografía. Más tarde, por encargo de Diáguilev, Rérikh diseñó “El príncipe Ígor” y “La doncella de Pskov” (junto con los artistas Aleksandr Golovín y Konstantín Yuon) para las “Temporadas Rusas”. El director Alexander Sanin le escribió: “Serás genial en esto. Si no existieras, habría que inventarte para que crear una representación como el Igor”. La prensa parisina también escribió con admiración sobre las obras teatrales del artista: “No tengo el honor de conocer personalmente a Rérikh... Lo juzgo sólo por los paisajes del Chatelet, y los encuentro maravillosos... Todo lo que vi en el Chatelet me transporta a los museos, todo muestra el más profundo estudio de la historia, y en todo esto no hay nada de convencionalismo ordinario, banal y tedioso, al que nuestro público teatral está tan acostumbrado ...”. Un trabajo más de Rérikh para Diáguilev fue el ballet “La consagración de la primavera” de Ígor Stravinski que recordaba el compositor con estas palabras:Me dediqué a trabajar con Rérikh, y unos días más tarde fueron inventados el plan de acción escénica y los nombres de los bailes. Mientras vivíamos allí, Rérikh también hizo bocetos de sus famosos telones de fondo, de espíritu polovtsiano …”.


VÍKTOR VASNETSOV


Imagen 1: Víktor Vasnetsov. Boceto de las decoraciones para la ópera “La doncella de nieve” (Snegúrochka) de Rimski-Kórsakov, 1881. Museo Reserva de Historia, Arte y Literatura “Abrámtsevo”, región de Moscú.


Imagen 2: Víktor Vasnetsov. Boceto del vestuario de berendeikas para la ópera “La doncella de nieve” (Snegúrochka) de Rimski-Kórsakov, 1881-1882. Museo Reserva Memorial A.N.Ostrovski “Schelýkovo”, región de Kostromá.


Imagen 3: Víktor Vasnetsov. Los aposentos del zar Berendéi (fragmento). Boceto de las decoraciones para la ópera “La doncella de nieve” (Snegúrochka) de Rimski-Kórsakov, 1885. Galería Tretiakov, Moscú.


Víktor Vasnetsov trabajó poco para el teatro, pero sus bocetos de “La doncella de nieve de Aleksandr Ostrovski llegaron a ser innovadores en la escenografía nacional. Primero, Vasnetsov diseñó una representación privada en la finca de Savva Mámontov, Abrámtsevo. Por cierto, Vasnetsov no solo creó la escenografía, sino que también interpretó el papel de Papá Noel (Ded Moroz en ruso); Ilya Repin actuó como el boyardo Bermiata y el propio Savva Mámontov fue el zar Berendéi. Tres años más tarde, Víktor Vasnetsov reprodujo el diseño de “La doncella de nieve”, esta vez para la Ópera Privada de Moscú de Savva Mámontov. El artista se inspiró en la arquitectura y la artesanía popular de la antigua Rusia. Es lo que escribió el crítico Vladimir Stásov sobre esta producción: “Vasnetsov inventó todo el vestuario y la escenografía, incluida los aposentos de Berendéi". Se trata de verdaderas chef-d'oeuvre (obras maestras) de la creatividad teatral nacional. <...> Ninguna fantasía, hasta donde yo pueda juzgar, ha llegado tan lejos y con tanta profundidad en la recreación de las formas arquitectónicas y la ornamentación de la antigua Rusia, épica, fabulosa, legendaria. Todo lo que nos queda en fragmentos de la vida cotidiana de la antigua vida rusa, en bordados, estampados populares, tallas de madera antiguas, todo esto se combina aquí en una imagen maravillosa e incomparable. Para ser admirado y estudiado no sólo por los artistas, sino por todos, pues aquí se abren horizontes amplios y lejanos”.


IVÁN BILIBIN


Imagen 1: Iván Bilibin. La mítica ciudad de Kítezh (fragmento). Boceto de las decoraciones para el segundo acto de la ópera “Cantar sobre la ciudad invisible de Kítezh y la virgen Feuronia” de Nikolái Rimski-Kórsakov, 1934. Colección privada.


Imagen 2: Iván Bilibin. Vestuario para la ópera “Borís Godunov” de Modest Músorgski, 1908. Museo de Historia, Moscú.


Imagen 3: Iván Bilibin. Palacio de Chernomor (Marenegro) (fragmento). Boceto de las decoraciones para la ópera “Ruslán y Liudmila” de Mijaíl Glinka, 1913. Museo de toda Rusia A.S.Pushkin, San Petersburgo.


Ivan Bilibin es conocido principalmente por sus ilustraciones de libros de cuentos mágicos populares y epopeyas rusas. Pero también demostró su valía como artista de teatro. Entre sus obras se encuentra la suite de ballet “Danzas rusas”. Escribió sobre los bocetos de vestuario para esta producción lo siguiente: “¿Era hermoso este traje? Era genial. Hay belleza del movimiento y belleza de la calma. Tomemos como ejemplo nuestro baile ruso. El hombre baila como un demonio, moviéndose y haciendo piruetas a una velocidad vertiginosa, sólo para romper la majestuosa calma del centro de la danza: la mujer, y ella casi se queda quieta en un solo lugar, con su hermoso traje, sólo mueve ligeramente los hombros”.

Diseñó “Fuente Ovejuna” de Lope de Vega para el Teatro Antiguo, “El Gallo de Oro” de Nikolái Rimsky-Korsakov y “La Tumba de Askold” de Alexéi Verstovski para el Teatro Privado de Ópera de Zimin de Moscú, “Ruslán y Liudmila” de Mijaíl Glinka y “Sadko” de Nikolái Rimski-Kórsakov para el Teatro de la Casa Popular de San Petersburgo. Como otros artistas de principios del siglo XX, Bilibin trabajó para las “Temporadas Rusas” en París: participó en el diseño de la ópera "Borís Godunov" y la suite de danza “El festín”. En el exilio, Bilibin diseñó producciones de las óperas rusas “La novia del zar”, “El príncipe Ígor”, “Borís Godunov” en el Théâtre des Champs-Élysées y el ballet “El pájaro de fuego” de Igor Stravinski en el Teatro Colón de Buenos Aires.


ALEKSANDR BENOIS


Imagen 1: Aleksandr Benois. La feria. Boceto de las decoraciones para el ballet “Petrushka” de Ígor Stravinski, 1921. Museo del Gran Teatro Académico de Rusia, Moscú.


Imagen 2: Aleksandr Benois. Boceto de los vestuarios de dos cíclopes para la marcha en la ópera-ballet “El gallito de oro” de Rimski-Kórsakov (fragmento), 1927. Museo de Artes Teatrales y Musicales de San Petersburgo, San Petersburgo.


Imagen 3: Aleksandr Benois. Letni sad (Jardín de Verano). Acto primero. Boceto de las decoraciones para la ópera “La dama de picas” de Piotr Chaikovski, 1920. Museo Ruso, San Petersburgo.


La primera obra teatral de Aleksandr Benois fue el diseño de la ópera en un acto “La venganza de Cupido” en el Teatro Hermitage en 1900. Dos años más tarde, ya estaba trabajando en la gran ópera “El crepúsculo de los dioses” de Wagner en el escenario del Teatro Mariinski, y luego en el ballet “Pabellón de Armida” de Tcherepnín, para el que también escribió el libreto. Ígor Grabar escribió sobre el artista: “Benois tiene muchas pasiones, pero la mayor de ellas es la pasión por el arte, y en el campo del arte, tal vez, por el teatro... Es la persona más teatral que he conocido en mi vida, no menos teatral que el propio Stanislavski, que que el propio Meyerhold...”.

En Europa, Benois se hizo famoso gracias a su participación en las “Temporadas Rusas” de Diáguilev: diseñó los ballets “La Sílfide, Giselle y El Ruiseñor”. Pero su mayor éxito fue con la escenografía del ballet “Petrushka” de Stravinski, para el que también escribió el libreto. Benois también trabajó mucho con Stanislavski en el Teatro de Arte de Moscú: diseñó las obras de Moliere “El inválido imaginario” y “Tartufo”, “La dueña de la posada” de Goldoni. Así recordaba Stanislavski al artista: “Benois resultó ser encantador. Escucha, acepta de buena gana todo tipo de pruebas y modificaciones y, aparentemente, quiere comprender los secretos del escenario. Es un excelente director-psicólogo, pues captó con excelencia e inmediatamente todas nuestras técnicas y se dejó llevar por ellas. Es muy trabajador. En una palabra, es una persona teatral”. En el exilio, Benois trabajó en la Gran Ópera de París, donde creó la escenografía de “El beso del hada” de Ígor Stravinski.


SERGUÉI SUDEIKIN


Imagen 1: Serguéi Sudeikin. Karaván Sarái (fragmento). Boceto de las decoraciones para la opereta “Entretenimiento para las niñas” de Mijaíl Kuzmín, 1911. Museo Nacional “Galería de Pintura de Kíev”, Kíev, Ucrania.


Imagen 2: Serguéi Sudeikin. Boceto del atuendo de Arap (Árabe) para el ballet “Petrushka” de Ígor Stravinski (fragmento), 1925. Museo de Artes Teatrales y Musicales de San Petersburgo, San Petersburgo.


Imagen 3: Serguéi Sudeikin. En el Olympia. Boceto de las decoraciones para la ópera “Cuentos de Goffmann” de Jack Offenbach, 1915. Museo Central del Teatro A.A.Bakhrushin, Moscú.


Las primeras obras teatrales de Serguéi Sudeikin, como las de muchos artistas de su época, fueron posibles gracias a la colaboración con Savva Mámontov. En el teatro estudio de Povarskaya diseñó “La muerte de Tentageille” de Maeterlinck. Posteriormente, trabajó en otra obra de Maeterlinck: “La hermana Beatriz”, sobre la cual Aleksandr Blok dejó un comentario: “Fue como si estos espectadores casuales sintieran el ‘aliento del milagro’ con el que floreció el escenario, reconocimos la suprema emoción, la emoción por el amor, por las alas, por la alegría del futuro”.

En el Nuevo Teatro de Drama, Sudeikin realizó la escenografía de “César y Cleopatra” bajo la dirección de Fiódor Komissarzhevski. En el Teatro Maly diseñó los ballets “El lago de los cisnes, Alto de caballería y Vana precaución”. Diáguilev contrató a Sudeikin para diseñar “La tarde de un fauno” de Claude Debussy y “La consagración de la primavera” de Ígor Stravinski, así como “La tragedia de Salomé” de Florent Schmitt. En el exilio, Sudeikin fue escenógrafo del cabaret “El murciélogo” de París y trabajó en la Ópera Metropolitana de Nueva York.








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